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COMUNICACIóN

La marcha de Luis Fernández, un paso atrás

Xornal.com  |  13 de noviembre de 2009 (01:56 h.)

LA MARCHA DE LUIS FERNÁNDEZ de la presidencia de RTVE es un paso atrás en el modelo diseñado en la ley de Televisión de 2006. El Gobierno, después de poner en orden este conglomerado audiovisual, rectifica parcial pero sustancialmente, provocando con ello este cambio en la presidencia.

Hay que reconocerle el mérito a Zapatero de regenerar la radio y televisión pública que organizativamente era la misma que inauguró Franco en 1956. Un medio paquidérmico, lastrado en su modernización y eficacia por los miles de vicios que se fueron acumulando a lo largo del tiempo.

En esta ley se buscaba acabar con el déficit monstruoso y un sistema de financiación mixto, mediante el cual la programación considerada de servicio público va a cargo de los Presupuestos Generales del Estado y la de entretenimiento, a costa de la publicidad y la venta de otras prestaciones y productos. Se trataba de conseguir unos medios que no fuesen un agujero sin fondo y sacar al Ente (ahora, Corporación) del estado de quiebra permanente.

Una televisión pública tiene que tener telespectadores. Debe ser popular, pero no populachera. Debe emitir programas de entretenimiento masivo sin caer en la telebasura. Claro que la frontera que separa estos dos conceptos es inconcreta y discutible, pero existe. No es lo mismo El Tomate que Mira quién baila. El primero promueve los peores instintos de la gente y el segundo se puede ver como una coña inocua, destinada al entretenimiento de los que les guste, que no son pocos. Este, el entretenimiento, como necesario, no tiene ni se debe dejar solo a la iniciativa privada.

Luis Fernández lo entendió cabalmente y se aplicó a ello. Conservó series de éxito como Cuéntame e introdujo otras como Águila Roja, La señora o programas de no-ficción como Comando Actualidad o Españoles en el mundo que devolvieron a TVE al primer puesto en audiencia. Al mismo tiempo, los informativos dejaron de ser material para el combate público entre partidos políticos y puso en marcha nuevos proyectos como la página web, un empeño del ex directivo Miguel Somovilla.

Ahora Zapatero tiene una ocurrencia copiada de otro ocurrente como es el presidente de Francia. Sacar la publicidad de RTVE a los dos años de aprobar el modelo mixto, y limitar la contratación de deportes y, probablemente, de series de calidad, puede dejar a la televisión pública en los huesos en cuanto a audiencia.

Y la financiación vuelve a quedar donde estaba: en el aire, ya que está por ver que las empresas de telecomunicaciones paguen lo que se les pide.

Al frente de este nuevo modelo va a estar Alberto Oliart, del que cabe destacar su talante democrático, su capacidad de análisis y negociación. Pero dice desconocer el medio y tiene 30 años más que los más jóvenes que nos hemos prejubilado. Y la misma edad que los socialistas le señalaban a Fraga cuando se presentó a las elecciones autonómicas de 2004 como un impedimento para dirigir los destinos de los gallegos.

Esta rectificación del modelo de RTVE en poco tiempo demuestra que los políticos cuando tienen buenas ideas, las combaten pronto. Este caso es como si se toca la ley del matrimonio homosexual, en el sentido de que puedan seguir casándose, pero a condición de que lo haga Rouco Varela

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