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VETTEL GANA A VETTEL.

FÓRMULA 1 | GP DE BÉGICA

Agencias  |  31 de julio de 2011 (18:22 h.)

El alemán logra su séptima victoria de la temporada en doce carreras y ya suma más puntos que los que le dieron el título el año pasado (259 frente a 256). Fernando Alonso estuvo genial pero sólo pudo ser cuarto.

Un niño, con una inexplicable camiseta del equipo Lotus firmada por todos los pilotos de la parrilla, miraba al señor de escaso pelo, caminar mecánico y mirada distraída que se para junto a su padre en el paddock de Spa-Francorchamps. Al instante, una de las asistentes de Prensa del equipo Red Bull avisa a Adrian Newey. Es el momento de la celebración y no estaba uno de los principales responsables. Si me permiten, el principal, junto al primer piloto del equipo. Porque, sí, es verdad que el ingeniero ha dibujado allá en Milton Keynes, con la ayuda de otros 90 técnicos, un monoplaza de los que hacen historia, pero Sebastian Vettel algo de talento debe tener en sus manos y en sus ojos para convertirse, si la desgracia no lo remedia, en el bicampeón más joven de la historia.

El alemán lleva este año siete victorias de doce posibles, el 58,3%, y nueve poles, el 75%, y se ha subido en total once veces al podio; su ventaja con respecto al segundo en la clasificación es de 92 puntos, su compañero de equipo Mark Webber, y al tercero, Fernando Alonso, le saca 102. Además lleva ya más puntos, 259, que los 256 con los que fue campeón del mundo el año pasado. Hay más: el 22,97% de los grandes premios en los que participa los ha ganado y es decimocuarto en la historia en número de victorias con 17, una más ya que Hamilton, y una menos que Raikkonen. Así que hay que rendirse a la evidencia, hasta los más críticos con este muchacho de 24 años que ha encontrado en Red Bull la energía que todo campeón necesita, no pueden sino aceptar su superioridad...

Ayer incluso se permitió adelantar al piloto que más respeta. Venía Alonso de hacer una salida genial pasando a cuatro pilotos, de adelantar a otros cuatro en la pista, entre ellos a Hamilton y su McLaren volador, de ponerse líder en siete vueltas desde la octava plaza, de hacer otras cuatro pasadas tras la primera parada en boxes, cuando se encontró primero con Vettel a su espalda. Y el alemán pasó como una exhalación con su avión azul al Ferrari del español, que se dejó el alma en el asfalto para terminar... cuarto.

Y es que tras una primera parte de carrera (la misma en la que acabaron las ilusiones de Alguersuari, por obra y gracia de un Senna desmelenado en la salida) absolutamente genial, con algunas de las mejores pasadas que le hemos visto en los últimos tiempos, valiente y agresivo como en sus mejores días, o aún más, salvándose por centímetros de choques que parecía imposible evitar. Después apareció el coche de seguridad tras el accidente de Hamilton. Y todo cambió. La victoria era una utopía con un coche que no calienta los neumáticos, pero Alonso podría haber acabado segundo. Tenía a Webber más o menos controlado y a Button a más de 40 segundos cuando salió el safety car.

Se reagruparon y Vettel, con gomas nuevas, le barrió, Webber no tardó en llegar y pasar, y hasta Jenson, después de una gran remontada, pudo con el asturiano a poco menos de dos vueltas para el final. Alonso dejó la clase, Ferrari la cara de resignación. Ahora vienen Monza y Singapur. Allí ganó Fernando en 2010. Es lo que quedan, las victorias, el título es alemán, porque Vettel destrozó ayer toda esperanza.

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