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HACERLO POR SISTEMA ES TOTALMENTE CONTRAPRODUCENTE Y PERJUDICIAL

Sprays para la nariz y colirios para blanquear los ojos rojos

Agencias  |  15 de octubre de 2010 (14:48 h.)
No abusar del colirio de ojos
Utilizar vasoconstrictores en forma de colirios o de sprays nasales de forma puntual puede parecer una buena idea, pero no siempre lo es, sobre todo en el caso de los ojos. Y hacerlo por sistema es totalmente contraproducente y perjudicial.

1. ¿QUÉ OCURRE CUANDO EL OJO ENROJECE O LA NARIZ SE CONGESTIONA?

En el caso del ojo, la parte blanca del globo ocular está recubierta por un tejido casi transparente llamado conjuntiva, de la cual apenas se ven algunos vasos sanguíneos (las “venillas rojas” que tenemos todos). Ocularis ha hablado en varias ocasiones de la conjuntiva, por ejemplo en un artículo sobre las lentillas, artículo que recomiendo leer para tener una mejor idea acerca de esta zona del ojo tan delicada. Cuando sufre una agresión, las venillas se dilatan y se llenan más aún de sangre en una respuesta defensiva inespecífica. Ocurre lo mismo en la mayoría de los tejidos humanos, pero se ve menos (aunque todos sabemos que una zona de piel enrojecida puede deberse a una inflamación, infección, quemadura, etc).

Al dilatarse las arterias y venas de la conjuntiva, parece como si hubiera más vasos sanguíneos. Según la causa que esté agrediendo la conjuntiva, pueden además presentarse otros síntomas: escozor, quemazón, sensación de cuerpo extraño (como si tuviéramos “arenilla”), etc. Algunos de esos síntomas son secundarios a la misma respuesta defensiva que dilata los vasos. Así, aumenta el calor al llegar más sangre, y al crecer un poco el volumen de la conjuntiva, puede notarse cierta sensación de cuerpo extraño porque roza con el párpado y éste le manda una señal al cerebro, “eh, que aquí hay algo más que ojo, tiene que haber algo extraño para que yo note esta presión”.

Un ojo puede enrojecer por muchas causas:por ejemplo en el caso del ojo seco, del que ya ha hablado Ocularis en artículos previos, por una blefaritis a la que también le ha dedicado una entrada, o por una conjuntivitis .

¿Y qué pasa con la nariz? Pues algo parecido: cuando el tejido que recubre la nariz por dentro se siente agredido ( por ejemplo al llegarle un olor muy fuerte, una sustancia a la que se sea alérgico) o en caso de infección o sinusitis, se inflama y los vasos sanguíneos que recorren esa zona se dilatan, se llenan más aún de sangre y aumenta su permeabilidad, exudando líquido, de manera que nos sonamos la nariz y decimos “huy, no tengo mocos, sino que echo agüilla”. Eso es lo que se conoce como rinorrea o secreción nasal.

2. ¿Y QUÉ PODEMOS HACER EN ESTOS CASOS?

Lo más lógico es averiguar la causa y tratarla. En Medicina hay dos tipos de tratamiento: el etiológico, es decir, tratamos la causa que provoca una enfermedad, y el sintomático, en el que aliviamos los síntomas que da una enfermedad, bien porque no sepamos cuál es su causa o porque no podamos curarla directamente. También suele suceder que el paciente demanda rapidez, quiere resultados inmediatos y no acepta con facilidad que el tratamiento requiere un tiempo, cambiar de hábitos o tomar unas medidas especiales.Uno de los tratamientos sintomáticos empleados en estos casos es el uso de vasoconstrictores.

3.¿QUÉ SON LOS VASOCONSTRICTORES?

Son fármacos que constriñen los vasos sanguíneos, que disminuyen su calibre, de manera que dejan de estar dilatados y cesa la inflamación. Así, el ojo deja de estar rojo y la nariz congestionada, dejamos de sentir molestias, ya no lagrimeamos, ni nos escuece el ojo o la nariz, ni tenemos que sonarnos continuamente. ¿Hemos resuelto la causa principal? No. ¿Tenemos síntomas? Tampoco.

4.¿POR QUÉ NO TRATAMOS DE SOLUCIONAR LA CAUSA DIRECTAMENTE EN VEZ DE RECURRIR A LOS VASOCONSTRICTORES?

Porque no siempre conocemos cuál es la causa, es difícil resolver ésta o precisa un tratamiento mantenido y al tratar la causa se tarda más en resolver los síntomas que si vamos directamente a bloquear éstos.Nos hemos vuelto muy prácticos. Conocer y entender nuestro cuerpo, intentar respetarlo y evitar lo que nos daña no es lo que nos suele preocupar. Vivimos muy deprisa, estamos ocupados con muchas cosas como para atender a nuestro cuerpo. Cuando tenemos un síntoma que nos resulta molesto, deseamos eliminar ese síntoma sin más. No nos apetece plantearnos qué va mal. Queremos algo que nos quite rápidamente esa molestia, y que no nos obligue a pensar, perder el tiempo, o mucho menos cambiar nuestra forma de actuar. Al utilizar los vasoconstrictores solucionamos el problema en parte y de forma puntual, porque el ojo o la nariz siguen sufriendo alguna enfermedad o patología que les hace reaccionar y seguir mandando señales para dilatar los vasos sanguíneos y comenzar la inflamación, que no es más que una señal de alarma que tiene nuestro cuerpo y un mecanismo por el que llega más sangre a la zona dañada, sangre que transporta a las células del sistema inmune, nuestras defensas, para defendernos del “agresor”. Como hemos constreñido los vasos sanguíneos, mandan más señales aún para dilatar los vasos sanguíneos, de tal manera que el ojo vuelve a estar rojo y la nariz congestionada, dando lugar al efecto rebote, efecto que se da cuando intentamos mitigar un síntoma y éste empeora con el tratamiento porque el organismo se sobreactiva no sólo frente a lo que le hace daño sino contra el fármaco que le impide manifestar esos síntomas. Si seguimos añadiendo vasoconstrictores, cerramos el círculo vicioso: tengo el ojo rojo, tengo la nariz congestionada, me aplico el colirio o el spray para la nariz, empeoro, me vuelvo a echar…

5. ¿CUÁLES SON LAS PRINCIPALES DESVENTAJAS DE SU USO Y ABUSO ADEMÁS DEL EFECTO REBOTE?

Se puede resumir en:

  • Cronificación del proceso, de manera que los síntomas persistan durante más tiempo y muchas veces se llega a un punto en el que no se pueden tratar siquiera con otros medicamentos.
  • Atrofia de la mucosa nasal ( el interior de la nariz, para que nos entendamos). Esto se produce porque al cerrarse los vasos sanguíneos llega menos sangre a los tejidos; la sangre transporta nutrientes y se lleva productos de desecho, si no llega la suficiente cantidad en el tiempo preciso los tejidos se atrofian y debilitan.
  • Empeoramiento y aparición de nuevos síntomas: ocurre en la rinitis medicamentosa, en la que al tratar una simple obstrucción nasal con vasoconstrictores y abusando de ellos se consigue además que la mucosa nasal se enrojezca y que haya una secreción nasal abundante.

CONCLUSIONES

Utilizar vasoconstrictores en forma de colirios o de sprays nasales de forma puntual puede parecer una buena idea, pero no siempre lo es, sobre todo en el caso de los ojos. Y hacerlo por sistema es totalmente contraproducente y perjudicial. La mayor parte de los médicos se oponen a su uso indiscriminado y prefieren tomar otras medidas más eficaces, aunque el tratamiento sea más enjundioso, largo, aburrido o molesto por tener que cambiar una serie de hábitos, pero es preferible eso a exponerse a las serias desventajas que provocan su uso indiscriminado y prolongado. Un ojo rojo que se deba a falta de lágrimas ( ojo seco funcional) se puede aliviar perfectamente con colirios ( las lágrimas artificiales) sin que haya riesgo de efecto rebote ni efectos indeseables. Una congestión nasal que se deba a una alergia, como es común en esta época del año, se puede aliviar con antihistamínicos, que tienen algunos efectos indeseables leves como una ligera somnolencia pero no causan tampoco efecto rebote. Todo depende de lo que se padezca y no merece la pena automedicarse si se puede llegar a sufrir efecto rebote con todas sus consecuencias e incomodidades.

Fuente: mondomedico

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